La seda es una fibra natural, compuesta principalmente por proteínas, y producida por las larvas de ciertos grupos de insectos antes de que éstos completen su metamorfosis. Si bien se está investigando con otros tipos de seda, solo la seda producida por las larvas de las orugas Bombyx mori se usa para la fabricación de tejidos.
Pero, ¿cuál es su historia? Pues hoy en Textiles Pastor te lo contamos todo.
Historia de la seda
La seda tal y como la conocemos hoy en día tiene un origen muy antiguo. Se cree que en el año 3000 AC la emperatriz china descubrió casualmente a unos gusanos que devoraban las hojas de las moreras de su jardín, unos gusanos cuyos capullos estaban recubiertos de una fibra brillante y sedosa.
Los chinos comprobaron que estas fibras podían ser tratadas con el fin de convertirlas en un hilado adecuado para la confección de telas. China consiguió guardar el secreto de la sericultura hasta el año 300 AC.
En el año 139 AC se creó la mayor ruta mundial de comercio, que llegaba desde el este de China hasta el mar Mediterráneo. Fue bautizada como «Ruta de la seda» debido a que este era el artículo que más comercio generaba. En el año 300 d.C el secreto de la producción de seda había llegado ya a India y a Japón, y no fue hasta bien entrado el siglo XVIII cuando empezó a fabricarse en Europa.
Cualidades
La seda es una de las fibras naturales más suaves y bellas que existen. Sus fibras reflejan la luz, dándole un brillo natural muy característico que es habitualmente imitado en fibras sintéticas.
Su gran absorción del color nos permite teñir sin problemas, creando una paleta de colores comparable a las de la lana de oveja, el algodón o el lino.
Al igual que el lino, su gran ligereza hacen de ella una fibra ideal para llevar puesta durante el ejercicio físico y para hacer frente a climas cálidos. Por otra parte, su baja conductividad la ayuda a retener el calor del cuerpo si se usa directamente sobre la piel cuando hace frío.