Tienen su origen en Japón y literalmente el nombre significa “peluche tejido”. Para los japoneses estos muñecos son para alimentar el espíritu del niño o niña que todos conservamos en nuestro interior. En su tradición, el amigurumi tiene un alma, para acompañarnos y confortarnos como amigo para toda la vida, y nos aporta protección y nos consuela en nuestros momentos más tristes.
Se tejen usando lana o hilo de algodón. Estos materiales tienen diferentes grosores, colores, texturas y la composición, va desde el 100% lana de oveja a la utilización de fibras sintéticas como puede ser el acrílico y el spandex.
Para hacerlos, se usan agujas de crochet o ganchillos. El tamaño que se tiene que utilizar, viene sugerido en la etiqueta de la madeja de lana que se utilizará para confeccionar el muñeco. La relación entre el grosor de la hebra y el ganchillo determinará la tensión del tejido: lo ideal es que el tejido está lo más ajustado posible para que el relleno no sea visible pero también holgado para que esté suave y no pierda su calidad de peluche. Para el relleno, se usa espuma o fibra siliconada (algodón o pluma sintética).Las diferentes partes que conforman el amigurumi se hace con una aguja de lana e hilo del color de las partes a coser. Realizados en la técnica de ganchillo en espiral, así que el tejido es continuo.
Un regalo barato y artesanal que se puede hacer a cualquier niño. Sólo se necesita tener maña con las agujas.
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